A decir verdad, probablemente era un proyecto cooperativo más de los muchos que ya se habían intentado sin éxito dentro del sector desde que se construyó la primera fábrica española de azúcar en 1877 en Alcolea (Córdoba).
Se sucedieron decenas de reuniones y convocatorias públicas, anuncios en prensa, asambleas eternas… para lograr aglutinar a los agricultores y, por fin, conseguir la constitución formal de la sociedad cooperativa ACOR el 25 de enero de 1962.
A estos comienzos nada sencillos se sumaron las dificultades económicas. A los dos años, en 1964, ya se contaba con unos 2.000 socios cuyas aportaciones sumaban entonces 5 millones de pesetas (30.000 euros) mientras que la inversión inicial prevista para la fábrica se cifraba en 400 millones de pesetas (2,4 millones de euros).
El anteproyecto fue incluso rechazado por el Ministerio de Industria. Se rehízo y por fin se logró la máxima puntuación, lo que permitió acceder a ayudas públicas, desgravaciones fiscales y avales bancarios. ACOR, ahora sí, iba a ser una realidad.
Negocios con Polonia
Las obras de la fábrica de Valladolid, junto al río Pisuerga, se adjudicaron a la empresa polaca Cekop por 182 millones de pesetas (1,09 millones de euros) en una operación financiera en la que también participó la empresa española Pegaso, que después vendió camiones a Polonia. Lo cierto es que la situación política de ambos países era entonces bien distinta: la España franquista y la Polonia comunista unidas por los negocios.
La fábrica de Valladolid se inauguró el 26 de febrero de 1968. El éxito fuel tal que ya en 1972 los socios aprobaron la construcción de una segunda fábrica en Olmedo (que entró en funcionamiento en la campaña 1975-76) porque había solicitudes de agricultores de todas las provincias de Castilla y León para sumarse al proyecto.
Gran rentabilidad
Las décadas de los 70 y 80 transcurrieron con dos fábricas azucareras y una alcoholera que aportaron una gran rentabilidad a los socios agricultores. Son años en los que se producen enormes avances en el cultivo de la remolacha, con mejoras en la producción, y un incremento continuo en el número de socios hasta alcanzar la cifra de 12.000, si bien no todos directamente productores.
En los siguientes años continuó la tecnificación del cultivo hasta que en el año 2006 se llevó a cabo la brutal reforma del sector en Europa lo que causó el cierre, al año siguiente, de la fábrica de Valladolid. ACOR comienza su apuesta por la diversificación con la apertura de la planta de aceites y el establecimiento de alianzas con empresas multinacionales.
Cumplimos 60 años de historia trepidantes. Solo un punto y seguido para trabajar cada día por la rentabilidad de los socios y la generación de riqueza en el medio rural.